martes, 27 de diciembre de 2016

Hasta siempre, Carrie Fisher.


Estos posts se están repitiendo con demasiada frecuencia. Hace unos días nuestra queridísima Carrie Fisher sufría un ataque al corazón cuando se subía a un avión, pero nada nos hacía esperar tan dramático desenlace. Ayer se nos iba uno de los grandes iconos de nuestro tiempo, Carrie Fisher, inevitablemente la princesa Leia Organa. Después de una vida complicada, con problemas con las drogas y el alcohol, problemas sentimentales (cómo diablos pudo casarse con Paul Simon???)... su corazón dijo ayer basta, justo cuando parecía que volvía a la primera línea gracias al episodio VII, y tras haber finalizado su trabajo en el VIII que debería ver la luz el año que viene.

Siempre en nuestros corazones, Carrie. Que la fuerza te acompañe, Leia Organa.


jueves, 22 de diciembre de 2016

It was a very good year... Repaso a 2016.


Termina 2016 y aunque no soy muy de hacer análisis pormenorizados de lo que dejamos atrás, pues qué queréis, es como una tradición navideña más, así que ahí vamos.

Discos favoritos:

1.  Greenleaf - “Rise Above The Meadow”.
2.  Iggy Pop  - “Post Pop Depression”.
3.  Pájaro  - “He matado al ángel”.
4.  Jeff Buckley - “You And I”.
5.  Quique González & Los Detectives  - “Me matas si me necesitas”.
6.  The Soulbreaker Company - “La lucha”.
7.  Blues Pills - “Lady In Gold”.
8.  Luke Winslow King - "I'm Glad Trouble Don't Last Always”.
9.  Little Cobras - "Fire Monkey".
10. 091 - “Maniobra de resurrección”.

* Pow Pow Pows  - “Animales fantásticos”. Este no es de 2016 pero como si lo fuera, es uno de los mejores discos que he escuchado este año y se merece ser mencionado (Gracias mil Manolo).

Mejor single/Video: Furia Trinidad - "Me and the sunshine".

Mejor concierto: 091 en la Sala La Riviera.

Mejor serie: O.J.: Made in America (post).

Mejor película: Rogue One.

Mejores momentos del blog:

- La video entrevista a los Txuminos Imberbes, el cúlmen de este blog.
- La maravillosa entrevista a Jose Antonio García (091), la no menos genial a mi gran   amigo Jesús Sánchez, y sobre todo a Albert, de Tokaa Guitars.
- El artículo sobre OJ Simpson, uno de los artículos de los que más orgulloso estoy.

A nivel personal el año ha sido un buen año, pocas horas de sueño y las habituales estrecheces, pero imposible quejarse, primer año completo siendo cuatro en la familia, lo que ha dado un extra de "diversión". Imposible no acordarse de los que nos han dejado (Leonard Cohen, Prince o Sharon Jones), que han dejado un vacío imposible de reparar.

En cualquier caso, felices fiestas y feliz año 2017, que tiene pinta de que va a rockear duro...

Felices fiestas, amigos!

lunes, 19 de diciembre de 2016

Rogue One: Hay vida más allá de los Skywalker.


POST CON SPOILERS, OJO!

No pretende ser esta una crítica de cine, no me considero especialista sobre nada en general y mucho menos sobre cine en particular. No soy Carlos Boyero, ni Pumares, ni pretendo serlo, dios me libre, pero trataré de explicar qué sentí ayer en la sala de cine ante la nueva película de Star Wars, algo que, pase lo que pase, sigue siendo todo un acontecimiento para mí.

Soy un fan enfermizo de Star Wars, algo que ahora parece normal, pero durante décadas los seguidores acérrimos éramos más objeto de burla que de otra cosa. Soy un fan enfermizo de Star Wars, aunque no llego al nivel de un Coronel Kurtz del podcast La Órbita de Endor. Sí, soy un fan enfermizo de Star Wars y aún así trato que mi análisis sea lo más objetivo posible.

El Episodio VII provocó en mí sensaciones contradictorias. Por una parte la continuación de la famosa saga era una gran noticia y el trabajo de J. J. Abrams me pareció más que notable (la comparación con la desastrosa “segunda” trilogía está superada). Pero es indudable que abusó de la repetición de elementos ya vistos, acabando con la sensación de haber perdido una gran oportunidad para desarrollar una personalidad propia que pudiera generar un desarrollo argumental nuevo de infinitas posibilidades. El futuro con Keylo Ren, Rey y Luke se presenta sin duda interesante, pero de nuevo hay que esperar para comprobar si estamos en un bucle infinito de refritos, o disfrutaremos de un desarrollo nuevo de la trama. Es por esto que tras esta sensación de decepción, no podía evitar cierta frialdad a la hora de enfrentarme al nuevo producto Star Wars, nuevo en el sentido de que por primera vez (obviemos las películas de los Ewoks, por favor…) se salían de la encorsetada estructura establecida en ese orden de números romanos en el que han ido, vuelto, regresado… pero sobre el que ha girado todo hasta ahora. Las sensaciones eran contradictorias: Por una parte parecía que una película fuera de la estructura oficial podía dotar de nuevos bríos a una historia galáctica. Por otra, era un riesgo que Disney pretendiera comenzar a producir películas en serie para rentabilizar el negocio y se descosiera el encanto de la saga.

Pero afortunadamente el resultado ha sido más que satisfactorio. Gareth Edwards ha sabido darnos exactamente lo que cualquier fan podría esperar: Entretenimiento puro y duro. Inevitablemente la historia encaja en un guión que ya conocemos, de hecho, realmente ya sabemos el final, pero a pesar de esto, la película funciona perfectamente. Es cierto que va de menos a más, si bien la estructura argumental está clara, sí es verdad que la construcción inicial de los personajes flojea algo. El propio Saw Gerrera, protagonizado por Forest Whitaker, da la sensación de no haberse desarrollado como debiera, presentando a un aparatoso rebelde de la propia Alianza que prometía mucho y finalmente queda en poco más que en un secundario sin apenas peso. A Diego Luna le cuesta arrancar igualmente. Pero esto son pequeños detalles, la trama se va asentando poco a poco, girando todo en torno a una eficaz Felicity Jones, y a un elenco de actores sobre los que se sustenta el buen hacer de la película. Porque, sabiendo como se sabe el desenlace de la historia, había que sustentar con habilidad el desarrollo de la trama en otros aspectos que no sea “el final”. Y aquí se consigue a través de, como digo, la potente actuación de sus personajes, y de un ritmo trepidante de menos a más y que, inevitablemente, recuerda a películas bélicas clásicas en los que hay una misión suicida donde los personajes han de darlo todo sin pensar en las consecuencias, persiguiendo el logro de un bien mayor que les supera. 


Y es que aquí no se salva nadie, ni el villano, un fantástico Ben Mendelsohn en forma de responsable de la estrella de la muerte (la original, que ya uno pierde la cuenta de cuántas se han hecho), en una última parte soberbia, donde algunos han visto un paralelismo con el Retorno del Jedi por las similitudes con su escena final, la alianza rebelde atacando con TODO, los pulpos al frente de la ofensiva (Haydée, la señora Stone, puede dar fe que grité varias veces lo de “es una trampa!!!”), la necesidad de hacer caer un escudo,… pero a pesar de las similitudes no comparto ese paralelismo. Cualquier parecido es razonable, pero las escenas en ese planeta marítimo poco se parece con las escenas de la Luna de Endor (en todo caso creo que los guionistas de Disney deberían cuidarse de caer en ese tipo de errores… si es que no es a posta, claro), escenas que a mí personalmente me parecieron soberbias, como el momento en que consiguen desviar un destructor sobre otro y hacerlos “caer” sobre el escudo, o las escenas sobre el agua con los ATT, los ataques con los Ala X, gloriosos como siempre…


Por último no puedo dejar de comentar cómo ha encajado la película en la estructura original, y creo que, a pesar de lo arriesgado, han conseguido hacerlo bien, sin golpes de guión aparatosos. La historia del desarrollo de la Estrella de la muerte a través del propio diseñador, de cómo consigue que aquel punto débil del que ya se hablaba hace más de treinta años, me parece muy buena. Los guiños que parecen serlo pero que en realidad son el encaje perfecto para el final me parecen casi brillantes. La primera aparición de Darth Vader (Constantino always in our minds) es soberbia, pero la segunda… es G-L-O-R-I-O-S-A. Porque ese es el Vader que conocemos o creemos conocer, sanguinario y con un poder desmedido, sin ningún tipo de consideración por la vida ajena. Y como decía, lo que parecían guiños, acaba encajando con maestría en el inicio del episodio IV, esto es, con el inicio del todo.

En cualquier caso, diré lo que dije cuando me enteré que Disney haría una película al año del universo Star Wars: Yo estaré encantado mientras hagan buenas películas. Rogue One lo es. 

martes, 13 de diciembre de 2016

Las cuatro estaciones de las chicas Gilmore: Siempre es buen momento para volver a Star Hollow.


Las chicas Gilmore es una de esas series de las que te enamoras. No sólo de ellas, las Gilmore, sino con ellas. Una serie sin grandes aspavientos, que te atrapa desde su sencillez y la calidez de sus personajes, la naturalidad de las actuaciones y de las historias que te cuentan. Fueron siete temporadas en las que aprendimos a adorar a Lorelai, a sus padres, a los vecinos (soy muy fan de Kirk y de Taylor, aunque, ¿quién no?), crecimos juntos de la mano de Rory, y nos sentimos uno más de ese entrañable pueblo llamado Star Hollow.

Cuentan que los productores de la serie, que no trabajaron en la temporada final oficial, no acabaron contentos con este. Por alguna razón, después de siete temporadas, aquel desenlace amable (a mí me pareció perfecto) no les satisfizo. De esta forma, casi diez años después, Netflix les ofreció hacer un extended play para que desarrollaran un “nuevo final” más acorde con su idea original. ¿Y bien? Bueno… para comenzar yo tengo que decir que tener a las Gilmore de vuelta siempre me parecerá bien, son como de la familia. Pero… ¿era necesario? No realmente. Nueve años son muchos años, los personajes han crecido, y la sensación durante los cuatro episodios (divididos en las cuatro estaciones del año) es que los personajes, el engranaje estaba oxidado. La serie va inevitablemente de menos a más, el ritmo de la serie funciona de forma inversamente proporcional al botox de Laurem Graham, que se va desinflando con el paso de los capítulos (el botox, digo). Y es que el paso de los años es implacable y en algunos personajes es casi impactante (a Patty casi no la reconoces, y a Kelly Bishop, majestuosa siempre, impresiona verla tan delgada), por no decir la gran (y única, afortunadamente)  ausencia del enorme Edward Herman, el patriarca Gilmore, cuyo fallecimiento está presente (diría que casi demasiado) durante los cuatro episodios. 

Hay que comentar que a pesar de las teóricas intenciones de los creadores de darle un nuevo epitafio a la serie, los cuatro episodios pecan demasiado de hacer un recordatorio de personajes e historias pasadas, sobre todo en lo que se refiere a Rory. Lo que podía haber sido un gran acierto a cuentagotas acaba pesando algo más de la cuenta y haciendo que parezca un especial de navidad con apariciones estelares de antiguos personajes (es que no falta ninguno… de hecho recuperan secuencias del abuelo!).

También tengo que reconocer que algunos episodios (de una hora) se hacen algo largos. El primero por ejemplo, se hace eterno, la ilusión de volver a Star Hollow se va desvaneciendo con la lentitud del ritmo que se le imprime. De hecho, hay algunas secuencias exageradamente alargadas que en un episodio normal jamás habrían sido incluidas en su totalidad. La secuencia de entrega de las copias del periódico local es E-T-E-R-N-A y sobre todo innnecesaria y hay alguna más también que se podrían haber evitado.

En cuanto a la historia, recuperar a una Rory perdida tras lo brillante que se preveía su vida, como perfecta niña con un futuro perfecto me parece acertado, cogido con alfileres, pero acertado, aunque reconozco que sus vivencias me parece algo más frívolas de lo que uno pudiera esperar de Rory Gilmore.  

Hasta aquí lo que no me ha gustado, porque de alguna forma, me ha dejado algo frío en general. Pero ahora lo positivo, que ha sido mucho también. Sin duda, lo mejor… volver a Star Hollow. Todo está igual, nada ha cambiado, y eso es maravilloso. Cuando una serie ha formado parte de tu vida durante tanto tiempo y lo ha hecho con ese halo de naturalidad y cercanía, regresar siempre es bienvenido. Y sí, la serie comienza algo anquilosada, pero va de menos a más, poco a poco se va quitando la pesada losa de ser tan deudora de aquellos lejanos episodios y consigue un ritmo propio, una historia propia. De hecho el último capítulo, Otoño, es el mejor (aquí ya nos hemos olvidado de que se ha habido un lapsus de 9 años) con una secuencia (en la que Logan y sus amigos “capturan” a Rory) es magia televisiva, con una versión rockera del With a Little help from my friends. Y aún así, el final… ufff… ese final preparando la boda en casa de Loreali, con Kirk diciendo que prefiere vomitar en el baño de arriba porque en el de abajo siempre se hace daño en las rodillas… ese momento MÁGICO de las bombillas poblando toda la plaza de Star Hollows (esa plaza es un personaje más), con Loreai cruzándolas como si fuera un velo de luces… mientras se ve al bueno de Kirk… 



Podría seguir, podría hablar de muchos más detalles, mejores y peores de este “añadido” a una serie que fue perfecta, pero… terminaré como comencé: Siempre es bueno tener a las Gilmore de vuelta.