Cerramos esta semana de homenaje a Shannon Hoon y a Blind Melon, Para hacerlo hemos contado con la inestimable colaboración de Raúl, cantante y guitarrista de Bourbon, que nos explica qué significa Soup en su vida.
Justo antes de empezar a escribir este texto, he cogido mi copia de Soup (1994, Capitol Records) y le he dado al play para ponerme en situación. Bueno, acaba de terminar Lemonade, ahora sí estoy en condiciones de escribir, o eso creo. Es imposible abstraerse del viaje emocional al que me somete este disco cada vez que lo pincho, es sonar la intro de Galaxie y sentirme como en casa. No se puede hacer otra cosa mientras suena. Soup hay que cantarlo, hay que vivirlo. A pesar de la tristeza que transmiten algunas de sus letras es un disco que siempre me ha transmitido buenas vibraciones.
Recuerdo que en el debut había sonado mucho en casa a mitad de los noventa, pero el día que escuchamos Soup por primera vez (cortesía, como de costumbre, de las visitas de mi hermano a Sevilla Rock) todos nos quedamos en estado de shock. Las coordenadas eran prácticamente las mismas: Canciones como soles, y una voz de otro mundo, capaz de arañarte las entrañas o sacarte una sonrisa cuando menos te lo esperas.
Blind Melon fueron una banda completamente distinta a todas las de su época, no tenían nada que ver con las bandas de Seattle, ni con nada que sonase alternativo. Estaban más cerca de los Screaming Cheetah Wheelies de la época del Magnolia o de los Blues Traveler del Four y el Straight On Till The Morning. Bandas todas ellas ajenas a todo el movimiento Grunge y cercanas en espíritu a las grandes bandas americanas de los setenta. Se respira un enorme respeto por el folk, por Grateful Dead, por Led Zeppelin…
Recuerdo que en el debut había sonado mucho en casa a mitad de los noventa, pero el día que escuchamos Soup por primera vez (cortesía, como de costumbre, de las visitas de mi hermano a Sevilla Rock) todos nos quedamos en estado de shock. Las coordenadas eran prácticamente las mismas: Canciones como soles, y una voz de otro mundo, capaz de arañarte las entrañas o sacarte una sonrisa cuando menos te lo esperas.
Blind Melon fueron una banda completamente distinta a todas las de su época, no tenían nada que ver con las bandas de Seattle, ni con nada que sonase alternativo. Estaban más cerca de los Screaming Cheetah Wheelies de la época del Magnolia o de los Blues Traveler del Four y el Straight On Till The Morning. Bandas todas ellas ajenas a todo el movimiento Grunge y cercanas en espíritu a las grandes bandas americanas de los setenta. Se respira un enorme respeto por el folk, por Grateful Dead, por Led Zeppelin…
Una de las cosas que más me fascinan de Soup es el trabajo de guitarras de Roger Stevens y Christopher Thorn, navegando a sus anchas durante todo el disco. Hay veces que cuesta seguirles la pista y distinguirlos, son capaces de crear líneas completamente diferentes y empastarlas a la perfección. Sutiles, desgarradoras, juguetonas. 2X4 es un ejemplo perfecto de ello. Un trabajo descomunal.
Y qué decir de Shannon Hoon. A quien no conozca Blind Melon le recomiendo que escuche el tramo final de Toes Across The Floor. Pocas piezas desprenden tanta pasión, tanto drama, casi se pueden escuchar sus llantos mientras suena aquello de: Oh then maybe the hunter's dog called God could be my friend in time…
La capacidad que tenía para componer melodías desgarradoras era completamente asombrosa. Walk, Skinned, New Life, Vernie, Mouthful Of Cavities…es inútil, habría que citar todos y cada uno de los cortes que componen el álbum.
Ya ha dado otra vez la vuelta el disco y suena Car Seat (God’s Present). No tengo ni idea de cuántas veces he escuchado Soup, fácil que sea uno de los dos o tres discos que más he oído en mi vida, pero siempre me sorprende con detalles en los que nunca había reparado.
Una obra repleta de magia, uno de los mejores discos que se hayan hecho jamás.