martes, 26 de febrero de 2013

Top Ten Best covers ever.


Hace poco andaba con un amigo asegurándome que una canción de cierto grupo de los 90’s era la mejor versión que se había hecho jamás, a lo que yo respondía que no, que había otras… y así estuvimos unas cuantas cervezas más tarde en una discusión sin fin. Pero me quedé con ganas de ver realmente cuáles podrían ser las mejores versiones/covers que se han hecho y tras pensar un poco decidí hacer mi propio “best covers ever, top ten” al estilo VH1. Solo hay dos reglas: Una, no pueden ser temas pertenecientes a discos tributo, por aquello de que se “premia” realizarla en el ámbito de una grabación propia. Y dos, deben aportar algo respecto a la original. Por eso versiones tan conocidas como Hard to handle de los Black Crowes, o Respect de Otis Redding en manos de Aretha, por poner un par de ejemplos, no entrarán en esta lista.

Nota: He quitado los enlaces de GoEar por que a pesar de haber subido todas las canciones por este sistema, relentizaba mucho el blog, así que he dejado algunos videos y añado una lista de Spotify. Lista de reproducción Top Ten Covers.

Comencemos.


10. “Evil (is goin on)”, Monster Magnet.

La comenté hace poco en el blog, una canción original de Willie Dixon y que popularizaría Howlin Wolf. Un blues rural con el diablo y sus andanzas como tema principal. ¿Qué sucede con el tema en manos de Wyndorf y compañía? Pues estamos en la época pre-powertrip, de forma que lo que suena es algo completamente lisérgico con un ritmo que nada tiene que ver con el acompasado compás del bluesman. Una de esas versiones que suelen pasar inadvertidas pero que sin duda lleva a otra galaxia al tema original (y nunca mejor dicho!).

9.  “I’m free”, The Soupdragons.

The Soupdragons fueron la típica “one hit wonder” band, tuvieron su momento de gloria apareciendo bajo la estela de la escena Mánchester de finales de los 80’s, y lo hicieron con una espectacular  versión de I’m free, una canción de los Stones que se incluía en Out of Our Heads del 65. El mérito absoluto que tuvieron fue sin duda hacer de un tema simplemente correcto una bomba de rock bailable sobrado de fuerza y ritmo. Líneas de bajo adictivas, coros, guitarras wua wua, orquestaciones por doquier… seguro que Mick Jagger se habría sorprendido de que alguien sacase tanto jugo de tan poco!

La carrera de The Soupdragons no me produce el más mínimo interés, pero para mí es una de las versiones definitivas que he llegado a escuchar.


8. “This magic moment”, Loud Reed. 

Vaya, otro de los temas que “destrozan” una canción para llevarlo mucho más allá. Un tema que Roy Orbison compuso que Ben E. King con The Drifters popularizaron en los 60's como canción de amor casi juvenil, que con su voz grave y melodiosa lo que provoca es tener  hace que tengas ganas de cogerle la mano a tu chica e ir al cine o al parque de atracciones a comer palomitas. Sin embargo Lou Reed consigue que la canción cobre un sentido distinto, con, de nuevo, una cadencia completamente distinta, más inquietante, digamos más juguetona. Y no, uno no puede separar las imágenes de Carretera perdida de esta canción. Posiblemente sin la asociación de la película de David Lynch el This magic momento de Lou Reed te habría atrapado igual, pero es inevitable transportarte a esa enfermiza película a través de una canción que Roy  The Drifters interpretaban con el candor que se canta al primer instante en el que conoces a alguien.

(Nota: Juraba que la había compuesto Roy Orbison, pero después de investigar un poco he visto que no, tal que Wikipedia dice esto: "This Magic Moment" is the title of a song composed by lyricist Doc Pomus and pianist Mort Shuman. It is one of their best-known songs. It was recorded first by Ben E. King with The Drifters". Ea, corregido queda el error).

 
7. “Under my thumb”, The Social Distorsion.  

Otra de los Stones. En este caso no podemos decir que la versión haya superado al original, eso es prácticamente imposible, pero es evidente que Mike Ness hace suya la canción de Jagger/ Richards, transformando una composición de ritmo endiabladamente sensual en un tema punk-rock potente y demoledor. El comienzo ya de por sí rocoso parece hacerle un guiño al original, dándole protagonismo a la línea de bajo, pero ay amigo… Mike Ness comienza y no hace enemigos, como si una dulce camarera de bar se convirtiera de repente en una apisonadora sexual que pasa por encima de ti. De nuevo, también los Social tienen la capacidad de llevar la canción a otro ritmo y a otra visión diametralmente distinta a la original. 


6. “All along the watchtower”, Jimi Hendrix. 

Imposible que no entrara Dylan en un top ten de versiones, posiblemente uno de los artistas más versionados (y copiados) de la historia del rock. Además, durante una buena época se retiró realmente a componer para otros artistas, de forma que esa idea de músico cuyas composiciones ganan con reinterpretaciones ajenas tiene sentido. Los Byrds pueden dar buena fe de eso. Aquí tenemos un clásico absoluto que superó con creces la original, un tema netamente acústico casi folk en manos de Hendrix se convierte en un trallazo blusero-lisérgico que te deja sin aliento, guitarras afiladas, una fuerza de la naturaleza desatada que deja realmente en nada la original. Muchos lo han vuelto a intentar después (U2, por ejemplo), pero desde luego, ni se han acercado a la de Hendrix.


5. “Crossroads”, Cream. 

En los 60’s era costumbre beber de las fuentes esenciales del blues más primitivo. Si a estas canciones les añadías músicos sobrados de talento, juventud y un buen puñado de drogas, tenemos cosas como esta, una composición de Robert Johnson sobre su famoso cruce de caminos, angustioso por momentos, que se convierte, en manos de Clapton y compañía, en un vertiginoso rock adenalítico, casi lisérgico por momentos. Un clásico entre los covers.


4. “Strange fruit”, The Twilight Singers. 

Strange Fruit era un poema que escribió un profesor del Bronx en los años 30 como protesta a los linchamientos que se producían en el sur americano. Más tarde Billie Holiday lo musicó convirtiéndola en un clásico de su repertorio (pese a que muchas noches tenía prohibido interpretarlo en los clubs, normalmente regentados por blancos). Una letra dura en la que se identifica a los negros colgados en el sur como esa extraña fruta que crece en los árboles sureños. Obviamente, en manos de Holiday tendremos un delicado y áspero jazz que se te introduce como si te tragaras un papel de lija, te apasiona pero te destroza. Y hete aquí que The Twilight Singers, la banda que lideraba en 2004 Greg Dulli publica She Loves You, un disco de versiones de lo más variopinto, entre ellas, Strange Fruit. Aquí la delicada sutiliza jazzy de Holiday se convierte en áspera rabia, un tempo más rock, más clásico, pero realmente arrollador, una de esas canciones que se te clavan dentro de ti y, simplemente, no te sueltan. Dulli consigue algo realmente difícil, que por un momento nos olvidemos de la versión original y sea su voz y su revisión de Strange Fruit la que nos atormente con la visión de cuerpos balanceándose de las ramas de los árboles del sur estadounidense. Magistral. 

3. “Gimme shelter”, Grand Funk Railroad.

Oh sorpresa, de nuevo a los Stones! ¿Quién no ha escuchado esta tremenda versión a cargo de los Grand Funk? Si Gimme Shelter originalmente era un tema sensual, con cadencias sinuosas, ritmo engañosamente acompasado, en la versión de los americanos se convierte en un verdadero misil mezcla de rock y funky demoledor, en especial en directo, donde el bajo toma el mando absoluto (yo estoy seguro que Flea escuchó mucho el bajo de los Grand Funk antes de ponerse a tocar en los Chili Peppers). Las guitarras completamente incendiarias, las voces desgarradas… ufff, adoro la original, pero esta apisonadora es, en mi opinión, superior a la de los Stones. Como dicen en inglés, “get over this!”.


 2. “Sweet dreams”, Marylin Manson.  

¿La versión definitiva? Para algunos lo es, sin duda. Una canción que Eurythmics compusieron en los 80’s siendo un hit absoluto y de lo mejor que se podía escuchar en aquella época en las almibaradas emisoras de radio comerciales. Annie Lenox siempre ha sido una gran cantante, y aquí realmente lo borda con una sonoridad ciertamente angustiosa, una sensación de canción tecno decadente que juega con su aparente sencillez y ritmo machacón, aparte de, como decía, de la penetrante voz de Lenox. Pero… esto parece una canción del cantajuegos al lado de la afrenta que Manson y su banda acometen. Aquí no hay teclados, el riff original lo lleva una guitarra casi lánguida, que casi se muere de putrefacción acompañado por la voz de un Manson en plenitud de facultades (luego vendrían innumerables intentos de repetir el éxito con nuevas versiones de canciones 80’s que no funcionaron en abosluto) , un wua wua inquietante, una angustia generalizada y en general, haciendo que una canción cobre una dimensión sideralmente distinta, dándole fuerza en todos sus componentes e incluso a la letra, que en esta versión realmente te haga sentir sucio e incómodo. 

 

1. “Hurt”, Johhny Cash.

¿Alguien tenía alguna duda de cuál sería la número uno? Obviamente no, es simplemente imposible lograr una transformación más brutal que la que hacen aquí Johnny Cash y Rick Rubin de un tema… industrial!! Efectivamente, si Trent Reznor conseguía que te compadecieras de su dolor a un ritmo frío y afilado, Cash desnuda por completo el tema original despojándolo de todo artificio, una guitarra acústica, su voz, y una recreación del dolor de un septuagenario que lo ha vivido TODO, con unas imágenes del video en el que muestra su parkinson (la canción va inevitablemente unida a las imágenes del video) y que se aferra a ese mismo dolor para sentirse un poco vivo. Cash usando un tema de Nine Inch Nails como epitafio de la carrera de uno de los más grandes. Sólo él podría haberlo hecho. Como decía Reznor, esa canción ya no le pertenecerá jamás. 


martes, 12 de febrero de 2013

Tributo al Acthung Baby... jugando con futurismos pasados y ajenos.


Un artefacto curioso este "AHK-toong BAY bi Covered". No se trata de un disco tributo al uso, a un grupo en concreto, sino a un disco en particular. El glorioso Acthung baby que U2 lanzaban en 1991 y que hace ya dos años la revista Q decidió homenajear coincidiendo con el 25º aniversario de la propia revista. Uno que ha sido muy fan de los irlandeses (aunque hoy den auténtica vergüenza) aún sigue sintiendo cierto interés por cualquier cosa que tenga relación con ellos y tenía mucha curiosidad por ver qué habían sido capaces de hacer distintos artistas con el material de este disco. Hay que tener en cuenta que este fue un trabajo rupturista en su tiempo, y que al haber pasado ya 20 años (madre mía…) como digo, me parecía interesante comprobar si otros artistas habían sido capaces de llevar los temas más allá, si las habían llevado a su terreno… Y claro, el resultado como siempre… es desigual.

Lo primero que hay que decir es que ninguna banda ha sido capaz de enfrentarse con el sonido digamos, futurista-electrónico-dance (llamadlo como queráis) de las canciones originales. Uno creía que temas como Mysterious ways, Even better tan the real thing, Ultravoilet… se merecían una apuesta arriesgada por bandas más o menos jóvenes con un material semejante en sus manos. De Garbage o Depeche Mode podríamos haber esperado cosas más interesantes, y sin embargo nos aburren con interpretaciones tediosas de Who's gonna ride your wild horses  y So cruel, respectivamente. Lo de Garbage es deprimente. Depeche Mode mantienen el tipo, pero como digo, van con el freno de mano echado y prácticamente calcan el original. Otro que aburre hasta el vómito es Damien Rice, músico folk irlandés que soba hasta el infinito un tema ya de por sí sobado, One. Habría sido mucho más interesante escuchar una versión de Axl Rose (adoraba el tema) o algo parecido. Pero no, una pena.

Tampoco termina uno de ver que pudiera encajar Snow Patrol con Mysterious ways, y efectivamente así es. Una banda aseada de pop no está preparada para hacer algo con un tema de rock bailable que habla sobre sexo guarro, no.

De las versiones de The Killers o Gavin Friday directamente paso de hablar. Y de la mezcla de Even Better con los propios U2 (¿?) tampoco tengo nada interesante que decir.

Llegado a este punto uno se puede preguntar, ¿por qué cojones está este hombre hablando de algo que no le ha gustado? Pues bien, aparte de destrozar a grupos que me demuestran continuamente lo inútiles que son, tengo que rendirme incondicionalmente ante las tres versiones que me han dejado completamente KO. Claro, es que estamos hablando de Trent Reznor, Patti Smith y Jack White, tres músicos que están en universos completamente diferentes a los anteriores.

Para empezar Nine Inch Nails se llevan, como no podía ser de otra forma, Zoo Station a su campo, acentuando su sonido industrial y dándole una cadencia menos machacona y más sensual, la voz de Trent es tan suave como áspera, y su jugar con loops y ritmos programables hacen que te des cuenta de lo que sospechabas hace tiempo, Zoo Station es un tema netamente industrial.



En segundo lugar Patti Smith DIRECTAMENTE TE DESTROZA con su visión de Until the end of the world. Un tema tan vigoroso como este Patti consigue desnudarlo al completo, le da una cadencia distinta, consiguiendo que te cale hasta los huesos el mensaje de amor apocalíptico de su letra. Realmente escalofriante, llevo semanas escuchándola compulsivamente.




Y para terminar, tenemos al visceral Jack White destrozando, en el buen sentido de la palabra, Love is blindness, uno de los temas quizá más carentes de fuerza en el disco original. White consigue inyectarle el dramatismo de la sencillez y del desgarro (impagable la parte final dejándose la voz), guitarras afiladas y voz quebrada de una canción que hace absolutamente suya con una maestría impropia de su edad y una personalidad desbordante.

Solo por estas tres últimas, ya merece la pena que los de Q editaran este disco.