miércoles, 20 de junio de 2012

Mantras evangélicos de liberación o gritos de socorro del subconsciente.

No hace más de dos meses que obligado por las circunstancias hube de iniciar una actividad profesional que nada tiene que ver con lo que he venido realizando, actividad que definiremos de alguna forma... poco cualificada, pero que ante lo complicado del panorama, y viéndome abocado a defender mi patrimonio (básicamente, lo que viene siendo mi familia) con uñas y dientes no he tenido más que aceptar.

Esta introducción tan poco interesante viene a cuento que desde entonces, en mis interminables jornadas vienen a mí canciones, estribillos e incluso fragmentos de series de tv, y como desdibujo en el estrafalario título del post, no sé si es una forma de evadirme repitiéndome contínuamente un mantra liberador, como si entrando en un bucle oratorio una y otra vez, el universo llegase a escucharme y postrarse a cumplir mi petición. O simplemente es mi subconsciente que a falta de actividad mínimamente estimulante, sale a flote desempolvando cualquier cosa que encuentre en ese polvoriento trastero que llevamos ahí dentro en algún sitio. 

La primera de todos y la más evidente. Me sabía la letra completa, pero viene contínuamente a mí el inicio y se difumina, pero el mensaje está claro... "sácame de aquí!!".

 

Esta no sólo viene a mi mente contínuamente sino que da la "casualidad" de que aparece justo antes de entrar en el trabajo. Aquí el subconsciente no deja lugar a duda que estamos jodidos y que necesitamos directamente que alguien nos saque de ahí y nos salve el culo. El  mensaje está claro: "I get ready for the rumble, look over my shoulder and all my friends are gone... Who's gonna save me, who's gonna save me?"


Homer Simpson, como icono de la cultura occidental del siglo XXI ha de aparecer indudablemente. Lo que en la versión original era un canturreo del She works hard for the money de Donna Summer, en castellano de España (desconozco otras versiones en castellano) es un mantra que cualquier trabajador jodido (que levanten la mano) ha de repetirse una y otra veez... "Doy el callo por dinero!!!"



Por último y para no hacer esto demasiado largo (aún más) no puedo evitar acordarme todos los días de las bellas melodías que inspiraron a gente como Trent Reznor o Al Jourgensen, aunque juraría que ninguno trabajó en ninguna refinería ni en ninguna planta industrial de embotellado. En cualquier caso, con ese golpeteo metálico, inerte, repitiéndose una y otra vez... no puedo evitar tenerles muy presente...


En definitiva, una paja mental como otra cualquiera que necesitaba sacar muy afuera.

lunes, 18 de junio de 2012

Entrevista a Jose Ignacio Lapido,


 

Aquí tenéis por fin la entrevista completa que le hice hace unas semanas al maestro Lapido para la revista Freek (aquí), más de media hora charlando amigablemente con el ex 091 que ya ha conseguido superar la alargada sombra de la mítica banda granadina.

Más de treinta años contemplan a José Ignacio Lapido en el mundo de la música. Tras su etapa con 091, en 2005 se lanzó en solitario con no pocos problemas. Su solución fue la autoedición, lo que le ha permitido hasta la fecha publicar tres gemas del mejor pop-rock que se ha facturado en este país. Tras el aclamado “De sombras y sueños” de 2011, ha decidido salir a la carretera para desentumecer músculos de cara a un nuevo disco que se ha de publicar a finales de año. Pasamos meedia hora apasionante con Lapido hablando de Miguel Ríos, la crisis discográfica, Joe Strummer, los inicios del rock and roll… 

Cómo te puedo llamar, José Ignacio, Lapido, Jose… No sé si te gusta que te llame “maestro”, que es como mucha gente se refiere a ti… 
Sí, bueno, lo de maestro lo podemos dejar… (risas) …para cuando apruebe las oposiciones. No bueno, me puedes llamar José Ignacio, Jose… O Lapido es como me llaman los que no me conocen.

Sacaste tú último disco, “De sombras y sueños”, hace poco más de un año, y ahora te embarcas en una gira de once fechas, ¿por qué una gira ahora? ¿Estás preparando nuevo disco y necesitabas desentumecer los músculos?

Bueno, la razón es porque hace unos meses ya se acabaron los conciertos de presentación del disco que tú has dicho, el último disco hasta la fecha, “De sombras y sueños”. Estuvimos hablando con los músicos y no queríamos estar parados hasta sacar otro disco y otra gira de presentación. Tampoco queríamos hacer exactamente lo mismo que habíamos venido haciendo, es decir el mismo repertorio, el mismo formato… Y se nos ocurrió hacer esto pues: cambiar los recintos, en vez de salas de conciertos, teatros, y cambiar el repertorio, es decir, el repertorio es un 80% distinto al que veníamos haciendo… Queríamos rescatar canciones más antiguas de mis primeros discos en solitario y de mi etapa con 091, canciones que no habían tenido mucho hueco en los repertorios de su época, de cuando salieron esos discos, y no sé, bueno, era un poco para no aburrirnos y no aburrir a los que vinieran, porque íbamos a tocar en las mismas ciudades que habíamos tocado hace unos meses. Por eso también lo del formato sin batería… Hay media batería digamos, no una batería al uso. Hay caja, percusiones varias, bongos, elementos de percusión… Bueno, no lleva bombo la batería, vamos sin bajo, el formato es cuarteto. Cuarteto íntimo… Medio íntimo, hay veces que la intensidad sube porque Víctor Sánchez va tocando la guitarra eléctrica y Ramón Bernal va a tocar su órgano hammond y su piano, así que… Hay instrumentación, que no es tampoco un tío con una guitarra acústica sólo delante.

A día de hoy ya has dado tres conciertos, en Córdoba, Málaga y Granada, ¿qué tal han ido?

Pues bien, muy bien. La gente al principio se quedaba como un poco sorprendida. También han cambiado los arreglos de las canciones. Al adaptarlo a este formato hemos cambiado los arreglos y algunas canciones suenan muy diferentes a como están en el disco y la gente se sorprende, pero creo que esa sorpresa es positiva, porque la gente al final se va metiendo, se rompe ese silencio de un recinto teatral que da la sensación de que la gente está viendo una obra de teatro (risas).

Impresiona más.

Sí, impresiona más, el hecho de estar sentado, no te puedes tomar una cerveza ni nada de eso… Fumar no digo porque no nos dejan, así que bueno, igual no se ha perdido tanto (risas). Lo de no dejar fumar en los conciertos les ha quitado mucho encanto. Pero bueno, para mí creo que los tres conciertos que hemos dado hasta ahora han sido muy positivos.

Ahora con la prácticamente inexistencia en la venta de discos el éxito de un disco se evalúa según parámetros distintos que antes, parámetros digamos menos tangibles. Viendo la acogida que ha tenido “De sombras y sueños”… ¿se puede considerar un éxito?

¿Sabes lo que pasa? Que los que vendían antes cientos de miles de discos, ahora venden mucho menos, y los que vendíamos poco antes, seguimos vendiendo lo mismo, y parece que vendemos mucho más. De hecho fíjate en las listas de ventas. Bueno, han bajado todos los parámetros, si antes para conseguir un disco de oro hacían falta 50.000 ahora creo que están en 20.000, así que fíjate tú. Pero sí entran grupos y artistas que venden 4.000 discos o así, y están en las listas, y eso antes era impensable con esas cantidades. Es decir, se ha mantenido el público fiel, yo lo he mantenido. Son los grandes vendedores los que han bajado. Eso no es un ningún consuelo, porque la crisis de la industria discográfica es evidente y eso va a acabar con muchas cosas, pero yo sigo ahí en mi tónica de pocas ventas que me permiten hacer otro disco. Ahora cuando termine la gira, ya empezamos a preparar el nuevo disco. En cualquier caso para mí es un éxito llevar tantos años en este negocio y seguir sacando discos y dando conciertos. Éxito, éxito no se puede decir. Ha ido menos mal que discos anteriores, por varios factores creo yo. Primero porque es el tercer disco que me autoedito, y eso también se va aprendiendo un poco, al editar disco también se tienen que saber cosas, no es sacarlo y ya está. Es coordinar a toda la gente que trabaja, la promoción, la fábrica… Una serie de cosas que al ser el tercer disco que me autoedito yo pues digamos ha cogido ya una cierta dinámica y me ha hecho primero que llegue a más sitios, la distribución ha sido mejor, y la promoción también. Y luego también que hubiesen colaboradores “de lujo” también ha ayudado un poco. Ha ido un poquito mejor que los anteriores. Eso es también un éxito.

¿Para cuándo esperáis poder publicar el próximo? 
Si no hay ningún retraso de última hora pues para noviembre o así.

Antes de que los mayas acaben con todo, ¿no?

Sí, antes de que llegue el fin del mundo.

¿Qué tal es grabar con Miguel Ríos? Ya colaboraste en su disco “Solo o en compañía de otros” de 2008, y en “De sombras y sueños” grabaste una canción soberbia con él, ¿impresiona?

Sí, la verdad es que sí, yo estaba un poco asustado. Ya en el disco anterior, “Cartografía”, me había dejado caer que le apetecía, pero en aquel disco no hubo opción de que colaborara, y ya en este casi me conminó a la colaboración (risas) y yo encantado. Pero claro, con Miguel Ríos va también la leyenda y eso pesa, pesa… Yo es que antes de empezar en la música, uno de los primeros conciertos de rock que yo vi fue uno de Miguel Ríos, y eso marca. Entonces yo decía: “¿Qué canción le doy yo a este tío para que la cante?” Tiene que ser algo que esté a la altura de la leyenda, y entonces estuve dándole vueltas a ver qué canción era y elegí ésa ya, le mandé la maqueta, le gustó mucho y genial, encantado. Luego me invitó a su gira de despedida y ahí estuve en cuatro conciertos, los dos que dieron en Granada y los dos en el Palacio de Deportes de Madrid.

Como te decía, en “Solo o en compañía de otros” grabaste junto a él “En el ángulo muerto”…
Bueno, esa la grabó él, ahí yo no toqué. Él hizo una versión estupenda de ese tema con la banda que le acompañó en la gira de despedida, que era una mezcla con gente de los Madison, estaba Jose Norte…

Ah, en cualquier caso la grabaron en un tono distinto a la original, ¿verdad?

Sí, le subieron un tono, en mi disco está en La y ellos la subieron, sí.

Tú autoeditas tus discos como única manera de sobrevivir, ¿se puede sobrevivir realmente? Alguna vez has comentado que “La autoedición es la mejor manera de arruinarse con un poco de estilo”.

Sí, efectivamente hay que saber hacer las cosas para no llegar a ese punto (risas). La autoedición yo la elegí en 2005 cuando presenté la maqueta de lo que iba ser el primer disco y no encontré compañía que me lo editara y entonces me lancé a hacerlo por mi propia cuenta. Es una forma de sacar tu trabajo, ¿no? Hay dos opciones, o sacar tu trabajo por ti mismo o quedarte lamentándote. He visto que después lo han hecho muchas bandas, viendo el caos de la industria discográfica.

¿Eso de alguna forma puede conllevar algo bueno, que los grupos sean capaces de auto gestionarse?

Sí, sí… Ésa es un poco la teoría de Juan Palomo… Tiene de bueno que tú lo controlas todo, el proceso de producción lo controlas tú, lo que sale al final a la venta es lo que tú has querido un poco que salga. O lo que has podido, que también tienes que controlar las carencias de medios. Ahora mismo mis discos se autofinancian que no es poco. En un futuro prácticamente muchos artistas van a tener que seguir esa vía.

Te han definido como un “maestro en el noble arte de la orfebrería pop”, ¿te ves como tal? ¿Es el escritor de canciones una especie de artesano?

Pues sí, normalmente se pone mucho el epíteto de artista, pero yo a lo mejor me siento más cómodo con lo de artesano. Porque bueno, el arte con mayúsculas si te pones a comparte con los grandes artistas de la historia, con Leonardo, Velázquez, Beethoven y tal… Entonces lo mío es artesanía (risas). Igual intentar llegar a alcanzar algo de trascendencia en el mundo de rock es algo de vanidad, de soberbia. Yo creo que el rock and roll nació como una música callejera, que estaba al alcance de mucha gente, sólo hacía falta ponerle vocación y mucho trabajo también.

La tristeza es un tema recurrente en tus letras, pero también hay algo de malafollá granadina, cierto humor negro, ¿crees que eso se percibe por el oyente o se queda con la sensación de desencanto y tristeza?

Es verdad, en mis canciones hay mucho sentido del humor entreverado, entre párrafos un poco más lúgubres, pero vaya, tampoco creo que nadie se vaya a suicidar por oír mis canciones (risas). No, en serio, yo en mis canciones intento dar la visión del mundo que tienes, y ahí está mi visión, que no es nada optimista, como la realidad se empeña en demostrar. Pero bueno, si eso lo vas mezclando un poco con toques surrealistas o de humor negro creo que es lo mejor.

¿Estás acostumbrado a que todos intentemos rebuscar entre tus letras para conocer a Lapido, como si preguntáramos a los niños para saber más de sus padres?

Cuando me hacen este tipo de preguntas pues digo que las canciones no son autobiográficas al cien por cien. Como una de mis canciones decía, yo creo que se trata de bellas mentiras, lo que pasa es que para que una mentira sea convincente tiene que tener mucho de verdad. De hecho yo creo que el arte de toda la historia es todo recreación de la realidad, que tiene mucho de impostura, de bella impostura. Un cuadro no es exactamente la realidad traspasada al lienzo, sino una visión del pintor de cómo es la realidad. Ya dependerá del estilo del pintor, siempre hay la parte subjetiva del pintor que cambia, embellece o afea la realidad. Y en la música pasa lo mismo. Puedes estar hablando de ciertas cosas en una canción que no necesariamente te han tenido que ocurrir a ti. No sé si se me conocerá no ya por cantar cosas que yo no pudiera sostener en la vida real pero no quiere decir que lo que haya cantado me haya ocurrido a mí, no creo que deba ser así tampoco.

En tus discos la canción en sí… ¿aparece en tus letras, es una batalla con ellas, un recursos literario, o es que quieres hacerlas partícipes de la historia que quieres contar?

Digamos que es metaliteratura, cuando el autor pone a la obra dentro de la obra. Es un recurso que han utilizado muchos escritores. Es como te decía, hay partes de las letras que sí retratan mi vida, y una parte de mi vida es la escritura de canciones. La escritura de canciones para mí es placentera cuando termina la canción pero mientras es una especie de agonía, una lucha contra un folio en blanco que hace que te plantees muchas cosas, es un proceso vital incluso. Hay letras con las que lo paso realmente mal, por esa incapacidad…
Que no quiere salir…

Eso es. Es como cuando te sacan una muela, sabes que te la tienes que sacar, tienes miedo a que te la quiten, pues con las canciones pasa un poco así.

Has comentado alguna vez que el primer aullido de Little Richards provocó un enorme cambio sociológico en el mundo occidental de los años 50, ¿me puedes explicar eso?

Bueno, eso es una exageración andaluza… Eso lo dije a raíz de que se le da mucha importancia a la calidad literaria de las letras. Venía por una discusión sobre si las letras de las canciones de rock and roll de los 50’s, 60’s, de los Beatles… eran muy sencillas. Claro, si miras todas las canciones del primer rock and roll, si quieres encontrar ahí figuras literarias pues a lo mejor no las encuentras si sigues el mismo paradigma que para leer un libro de poemas. Pero es que yo creo que son cosas distintas, el escribir letras de canciones y escribir poemas son cosas distintas, aunque haya muchas canciones que tengan contenido poético. Pero hablando de rock and roll creo que la expresividad de la letra juega mucho. Por ejemplo, si me refiero a “Auanbabuluba Balambambú”, que es una onomatopeya, pero gloriosa onomatopeya, ahí va resumido expresivamente todo el grito primario que surgió con el nacimiento del rock and roll, que era una música urbana liberadora hasta cierto punto de las costumbres castrantes que había habido hasta entonces en EE.UU. y de Inglaterra de principios de los años 50’s, que venían de una serie de cortapisas de tipo social y racial y creo que en letras como esas se refleja sin mucha literatura pero con expresividad. A estas alturas, después de más de 30 años como músico, sigues pensando en el rock and roll como un movimiento contracultural, como algo que sirve para cambiar las cosas… o eso fue un invento de la generación de los 60’s.

¿Ha sido vencido el rock and roll?

La verdad es que en los años 60’s y principio de los 70’s, hasta el estallido punk creo que el rock and roll unificó mucho, y no lo digo yo, lo dicen estudiosos del tema. Creen que tuvo mucha influencia en el cambio de mentalidad y de costumbres, solo hace falta ver cómo era la juventud en los años 40 o antes, y como era a partir de que salieran Dylan, los Beatles y toda esta gente. Yo creo que en ese cambio sociológico creo que tuvo mucha importancia la música y lo que conllevaba este tipo de música, que es lo que se llamó a mediados de los 60’s la contracultura, y creo que ese es un hecho histórico innegable que está ahí. Luego después hasta el punk, la industria discográfica se mantenía entre rebeldía y comercialidad, y creo que ganó la comercialidad. Ahora mismo el rock and roll obviamente no representa esa conciencia global que representaba a la juventud en aquella época. Ahora la juventud no se siente representada ideológicamente a ningún tipo de música. Eso no quiere decir que no existan francotiradores dentro del panorama musical internacional que sigan haciendo un tipo de música muy válido, que tengan cosas que decir y que su música esté vigente. No creo que el rock and roll haya perdido vigencia.

¿Qué música escuchas últimamente, sigues teniendo presente a Dylan y a los clásicos, o esperas aún que te sorprendan nuevos artistas?

Escucho relativamente pocas cosas nuevas. La verdad es que cada vez tengo menos tiempo para rebuscar. Mi dieta musical se basa casi en exclusiva en discos de los años 50’s, incluso de antes de la explosión del rock and roll, mucho blues, rythm and blues, los inicios del soul… Además siempre hay artistas interesantes oscuros de esa época, que bueno, es cuando se inventó todo.

En Granada van a ponerle una calle a Joe Strummer, ¿crees que a él le habría gustado algo así?

Joe le tenía mucho cariño a Granada. Yo no sé exactamente, no sabría qué decirte. De todas formas aún no se la han puesto, que yo sepa no. Hubo una propuesta, le quisieron poner su nombre a un barrio, pero no sé si un vecino del barrio protestó (risas). No, no sé qué habría pensado… Él se mostraba un poco distante de todas estas cosas de la fama, de hecho venía huyendo a Granada de todo ese maremágnum que tenía en Londres.
Ahora es que se ha puesto de moda lo de ponerle a calles en España nombres de artistas de rock. Tenemos la de AC/DC en Leganés, le van a poner una a Sober en Extremadura…
¿A quién le van a poner una calle en Extremadura?

A Sober.

¿A Sober? Que son ¿extremeños?

No, de Madrid. …

Ah, bueno (carcajadas). Pues no sé si se ha puesto de moda o no…

Lo decía porque para alguien que representaba tanto el punk, no me lo imagino asistiendo a una ceremonia así.

La verdad es que no me lo imagino en la típica inauguración de una calle, cortando la finta con las tijeras y saludando… No, no me lo imagino (risas)…