Ha salido el nuevo disco de los tremendísimos The Bellrays, y en la revista Freek de este mes hacen la siguiente reseña:
Al enfrentarme al nuevo disco de la banda de Lisa Kekaula no puedo evitar recordar el añorado Serie Z' 2003 donde conocí a The Bellrays, con fama de sonar "como si Tina Turner fuese la cantante de los Sex Pistols", ¡casi nada! Y no andaban muy equivocados: punk, soul, garaje... Aquella tarde fueron un vendaval sobre el escenario, de lo mejor de un festival histórico.
Han pasado cinco años y la primera impresión al oír sus nuevas canciones es que se ha perdido la esencia del sonido propio, la crudeza se ha difuminado a favor de la limpieza de una producción elaborada, la calma del animal salvaje domado con fuego. Pero afortunadamente sólo es la primera impresión. Salvada esa sensación inicial de cuando ves a alguien con nuevo look, dejando a las canciones penetrar a fuego lento compruebas que The Bellrays no se han calmado, han grabado un pedazo de disco de rock'n'soul apabullante. Simplemente estos años han aprendido a grabar, a levantar un poco el pie del acelerador para apuntar mejor hacia donde disparar. Lisa no solo sigue cantando de miedo sino que lo hace incluso mejor. A pesar de que los medios tiempos no son probablemente su mejor opción, es en los temas más grasientos ("Duro, dulce y grasiento") donde se siente más cómoda y demuestra cómo, en su terreno, no tiene rival. Menos punk, más soul, el agreste estilo de Lisa ha dejado paso a ritmos mucho más negros, bailables o hasta jazzies. La discográfica han invertido en ellos y estos han sabido sacarle rendimiento a la inversión, no hay duda de eso.
Pues eso, otro buen disco de Lisa y sus amigos más que recomendable.