Casi 20 años hace ya que aparecieron por nuestras pantallas. A finales de los ya lejanos años 80 unos personajes mal hablados, extrañamente amarillos y de horrible trazo se colaron en nuestros indefensos televisores. Hoy en día, tras 400 capítulos emitidos, una película a estrenar y cientos de productos invadiéndonos, los Simpsons, más que una serie de dibujos animados, son casi una filosofía de vida (Oups!).
Matt Groenning, creador de la serie, suele comentar con asombro cómo ha llegado a evolucionar esta y que, realmente, no tenían ni idea de lo que estaban creando en aquel momento. Groenning se basó en las tiras cómicas que dibujaba en un periódico por aquel entonces, aunque reconoce que los personajes principales los desarrolló en unos minutos, justo antes de una reunión en unos estudios de televisión.
Matt Groenning, creador de la serie, suele comentar con asombro cómo ha llegado a evolucionar esta y que, realmente, no tenían ni idea de lo que estaban creando en aquel momento. Groenning se basó en las tiras cómicas que dibujaba en un periódico por aquel entonces, aunque reconoce que los personajes principales los desarrolló en unos minutos, justo antes de una reunión en unos estudios de televisión.
En cualquier caso, y ni él mismo sabe cómo, consiguió convencer a la Fox para contratar una temporada de esos extraños dibujos en una época en la que los cartoons eran inofensivos y estaban dirigidos a un público infantil. Es entonces cuando a finales de 1989 sale en antena en los USA el primer episodio, aquel en el que Homer casi se carga las navidades de la familia. Ese capítulo no era más que un boceto de una idea aun por desarrollar donde las voces eran raras, los personajes poco definidos, los rasgos mal acabados,… Barney era rubio y le hablaba de Ud. a Homer, Moe tenía el pelo negro y su Moe’s era un sitio casi respetable, Smithers era negro y… heterosexual! Pero aún así, la serie tuvo éxito.
Durante los siguientes episodios la serie se asienta y se convierte en todo un fenómeno social. La línea argumental de estos primeros capítulos gira en torno a la figura de Bart, un gamberro de 10 años imposible de controlar. Su frase más utilizada era “multiplícate por 0”, y disfrutaba molestando en especial al irritable Homer, que en estas primeras historias no pasa de ser un mero espectador de las trastadas de su hijo.
Sin embargo, a pesar de que la serie se va consolidando cada vez más y que aparecen nuevos e interesantes personajes, el transcurrir de los episodios hace que emerja una figura sobre todas las demás, provocando que Bart pierda peso en la serie. Y es que nadie puede competir con uno de los personajes definitivos de la televisión, el inigualable, genial, padre de todos nosotros… (Por favor, todos de pie)... Homer J. Simpson!
¡CALLAOS HIPOGLÚCIDOS!
Definitivamente hablar de los Simpsons es hablar de Homer. Para algunos es idiota, para otros un genio incomprendido, un retroceso evolutivo o EL héroe de nuestro tiempo, pero en realidad es todo eso y mucho más.
Homer es un norteamericano medio de unos treinta y tantos que trabaja no se sabe muy por qué como inspector de seguridad de la central nuclear (“nuuucelar, se dice nuuuceelaaar,…” asegura Homer). Está casado con Marge Bouvier y tienen tres hijos: Bart, la inquieta Lisa y Maggie, la pequeña, de la que se sabe bastante poco, a parte de su afición a los chupetes, su odio al bebé vecino de una sola ceja y su puntería con armas de fuego.
Las aficiones de Homer son básicas: comer, beber,y ver la TV (si es de cable y gratis, mejor). Todo su mundo gira alrededor de una Duff bien fría, su sofá con la marca de su trasero y una caja de Donuts (¿acaso hay algo más?). Y si en casa no puede se relajar, el mejor sitio al que ir a buscarle es sin duda el bar de Moe, con su inseparable Barny siempre apalancado en la barra con una jarra de cerveza.
La vida de Homer parece de lo más sencilla, pero lo cierto es que es impredecible: parando cañonazos con su barriga ha formado parte del festival itinerante Hoollapalooza compartiendo escenario con Sonic Youth o Peter Frampton; participó en un programa de reclutamiento de ciudadanos de a pie para la NASA que ganó gracias a que Barny se emborrachó con una copa de champagne (sin alcohol!!) y consiguió así viajar por el espacio como un astronauta más; arruina a su hermano, empeñado en que Homer diseñara el coche definitivo (“lo más importante para un verdadero americano es dónde poner la cerveza en el coche!”); ha sido guardaespaldas del alcalde Quimby y se ha convertido en el rey de la birra durante la ley seca de Springfield; ha suplantado al payaso Krusty y se ha enfrentado a la mafia o incluso a Dios, con quien llega a un ventajoso acuerdo; se ha fugado a Las Vegas con su Némesis, Ned Flanders, donde se casan con dos busconas en plena vorágine etílica,…
La lista de momentos delirantes es sencillamente interminable. Cada uno tendría cien distintos y todos seguirían siendo geniales. Algunos citarían cuando Homer quiere demandar a un restaurante por publicitar "Coma todo lo que quiera" y el abogado comenta "es el caso de publicidad fraudulenta más claro que he conocido desde que se editó La historia interminable", o el de Spinal Tap, pero también aquel donde Homer salta accidentalmente en monopatín la garganta del diablo, cae, le suben en helicóptero, le meten en la ambulancia, se estrella contra un árbol a dos metros (!!), se abren las puertas y vuelve a caer...
Desternillantes también son las salidas de tono de Homer, e igualmente podríamos llenar páginas enteras: "Marge, estoy de acuerdo contigo en teoría, y en teoría, funciona hasta el comunismo!".
¡SPRINGFIELDIANOS!
A pesar de ser Homer uno de los personajes definitivos de la historia de la televisión, no es menos cierto que está rodeado de otros tan importantes como fascinantes: desde Flanders, capaz competir en carisma con Homer; el infame Moe Szyslak, que ofrecería a su madre por vender otra Duff; Barny Gumble, un encantador desecho humano; Krusty el payaso, el héroe de los niños (Bart lo adora) que fuma, apuesta, bebe y se va con mujeres de dudosa reputación; Charles Montgomery Burns, el retorcido dueño de la central nuclear y su enamoradizo Waylon Smithers; Troy McClure, Selma y Pati, Nelson, los Wiggum (Clancy y Ralph), Milhouse, Skinner, Apu Nahasapeemapetilon, Lionel Hutz… demasiados como para un solo artículo pero fundamentales en la serie.
A pesar de ser Homer uno de los personajes definitivos de la historia de la televisión, no es menos cierto que está rodeado de otros tan importantes como fascinantes: desde Flanders, capaz competir en carisma con Homer; el infame Moe Szyslak, que ofrecería a su madre por vender otra Duff; Barny Gumble, un encantador desecho humano; Krusty el payaso, el héroe de los niños (Bart lo adora) que fuma, apuesta, bebe y se va con mujeres de dudosa reputación; Charles Montgomery Burns, el retorcido dueño de la central nuclear y su enamoradizo Waylon Smithers; Troy McClure, Selma y Pati, Nelson, los Wiggum (Clancy y Ralph), Milhouse, Skinner, Apu Nahasapeemapetilon, Lionel Hutz… demasiados como para un solo artículo pero fundamentales en la serie.
MMM, ¡UN SEXTETO CERVECIL!
Si de algo se pueden sentir orgullosos los guionistas de los Simpsons es de haber desarrollado un estilo propio que bebe de diversas fuentes. La lista de películas a las que han rendido homenaje es larga: La ventana indiscreta, Goldfinger, The planet of the apes,… Desde pequeños guiños escondidos para cinéfilos enfermizos (Bart sirviendo champagne como lo hacía Jake La Motta en Toro Salvaje) hasta auténticos homenajes a clásicos: la secuencia a lo Pulp Fiction en la que el capitán Wiggum persigue a Snake hasta la tienda de Herman donde son maniatados con una bola de billar en la boca; el majestuoso episodio en el que Homer se convierte en el Barón de la birra en una recreación de Los intocables de Eliott Ness; las escenas calcadas de Goodfellas de Scorsese,… Incontables los detalles del mundo de Star Wars, como en el episodio donde Homer, por salvar a Mark Hammil (Luke Skywalker) de la convención Star Wars, se convierte en guardaespaldas (a lo Kevin Costner) del alcalde Quimby (Al pobre Hamil incluso le echan en cara que no terminó su instrucción como Jedi! Delirante)...
Casi igual de recurrente que el mundo del celuloide es la música en general, y el rock en particular. Marge está perdidamente enamorada de Ringo Star (que después de 20 años aún sigue contestando la correspondencia atrasada de sus fans), Lisa es una fanática del jazz (domina el saxo con cierto virtuosismo, pero se le ha visto tocar la guitarra, la flauta o… la tuba!), Bart fue a un concierto de Spinal Tap (100% Spinal Tap!!) y durante dos minutos quiso ser un guitar hero (Homer: “Bart…, si ves que algo es difícil… significa que no merece la pena!”) y Homer,…
Si de algo se pueden sentir orgullosos los guionistas de los Simpsons es de haber desarrollado un estilo propio que bebe de diversas fuentes. La lista de películas a las que han rendido homenaje es larga: La ventana indiscreta, Goldfinger, The planet of the apes,… Desde pequeños guiños escondidos para cinéfilos enfermizos (Bart sirviendo champagne como lo hacía Jake La Motta en Toro Salvaje) hasta auténticos homenajes a clásicos: la secuencia a lo Pulp Fiction en la que el capitán Wiggum persigue a Snake hasta la tienda de Herman donde son maniatados con una bola de billar en la boca; el majestuoso episodio en el que Homer se convierte en el Barón de la birra en una recreación de Los intocables de Eliott Ness; las escenas calcadas de Goodfellas de Scorsese,… Incontables los detalles del mundo de Star Wars, como en el episodio donde Homer, por salvar a Mark Hammil (Luke Skywalker) de la convención Star Wars, se convierte en guardaespaldas (a lo Kevin Costner) del alcalde Quimby (Al pobre Hamil incluso le echan en cara que no terminó su instrucción como Jedi! Delirante)...
Casi igual de recurrente que el mundo del celuloide es la música en general, y el rock en particular. Marge está perdidamente enamorada de Ringo Star (que después de 20 años aún sigue contestando la correspondencia atrasada de sus fans), Lisa es una fanática del jazz (domina el saxo con cierto virtuosismo, pero se le ha visto tocar la guitarra, la flauta o… la tuba!), Bart fue a un concierto de Spinal Tap (100% Spinal Tap!!) y durante dos minutos quiso ser un guitar hero (Homer: “Bart…, si ves que algo es difícil… significa que no merece la pena!”) y Homer,…
Homer es un rockero de los pies a la cabeza, como debe ser. Pese a que a veces confunde a los Led Zepellin con otras bandas, sus gustos son absolutamente contagiosos, desde las bandas más grasientas de los 70 (Grand Funk Railroad, Buchman Turner Overdrive), a Barry White o los mismísimos Who (memorable aparición de la banda con Keith Moon en segundo plano!), y las apariciones de rock stars son legendarias (Jagger, Bono, Aerosmith,…).
En definitiva, han sido 20 años en los que Homer y compañía nos han hecho pasar ratos inolvidables, y ahora, al cumplir esos 400 episodios emitidos, qué mejor forma de celebrarlo que en el sofá, una cerveza bien fría y la mejor serie de todos los tiempos.
En definitiva, han sido 20 años en los que Homer y compañía nos han hecho pasar ratos inolvidables, y ahora, al cumplir esos 400 episodios emitidos, qué mejor forma de celebrarlo que en el sofá, una cerveza bien fría y la mejor serie de todos los tiempos.
¡Y que sigan muchos más!
3 comentarios:
Este tipo de articulos son para enmarcarlos!!!!
Gracias!! El primer comentario a este artículo!! XDD
Demasiados momentos como bien dices. Si tengo que elgir uno, me quedo con el momento de la The Tomsons, "yo le piso un pie, y cuando diga hola señor Thomnson usted diga hola". Memorable por los cuatro costados y Homer sin hacer ni una sola mueca hasta que dice al que tiene al lado "me parece que le está hablando a usted".
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